Etiquetas

lunes, 6 de junio de 2016

De los días a Bogota -parte I-


Mi primer caminata en Cuenca.
Salgo de Zumba con los primeros rayos de sol. Camino por la ruta cuesta arriba rumbo a Loja, mi próximo destino en Ecuador.
Hace mucho no hacía dedo en el viaje y tenía resultados efectivos. La última vez fue en Abra Pampa, Jujuy. Estar en la ruta, expectante del devenir del viaje, es una sensación que extraño cuando estoy mucho tiempo quieto en un lugar. Me gusta estar conociendo lugares, pero, escuchar los sonidos en la ruta, el viento que te atraviesa, el sol, las nubes que te acompañan, a veces algunos aromas nuevos, es gratificante para mi alma viajera.
Un camión se detiene y con él viajo a Loja. El camino sinuoso entre montañas y las yungas del sur del Ecuador no me dejan dormir. En el camino nunca se debe dormir. 
Cuatro horas de viaje para arribar a Loja. Consigo donde hospedarme y descanso.
Caminando Cuenca bien arribe.
La noche llega pronto después de mi arribo. Salgo a caminar en una ciudad que ya duerme a las ocho de la noche, pero por un golpe de suerte encuentro un lugar abierto para comer algo: Tigrillo con un tinto -café-. El Tigrillo es un plato a base de plátano con queso y huevo, ¡muy rico! Estos nuevos sabores que decoran mi viaje son de gran aporte para continuar.
Al día siguiente, al amanecer, viajo a Cuenca, la ciudad que me enamora de Ecuador.
Cuenca, puentes y ríos.
Cuenca tiene cuatro ríos que la atraviesan, está rodeada de montañas (está en un valle), conserva construcciones coloniales y hay un gran movimiento intercultural.
Aquí en Cuenca me hospedo en "La Cuencana", un hostal muy familiar y donde conozco a Malte y Syo. Ambos viajeros ya llevan un largo recorrido por Latinoamérica y sus experiencias me enriquecen. Camino la ciudad, admiro sus puentes y sus calles diminutas. Debo aclarar que junto con el cielo, los puentes y las montañas son los paisajes que más me gustan. En Cuenca hay muchos y me motiva a pintarlos. Me dedico a ellos en las mañanas, a la pintura en acuarela y caminar a la orilla de río Tomebamba. En el puente Mariano Moreno me gusta quedarme sentado y escuchar el crepitar del agua en descenso.
El día sábado conozco a Les, hermana de Melany, mi gran amiga artista con quien hemos pasado largos encuentros risas en Buenos Aires. Les estudia piano en la universidad de Cuenca y cantará conmigo un set del flaco Spinetta en septiembre en un centro cultural de la ciudad. Almorzamos juntos Mote Pillo, un gran plato de sabores cuencanos. Caminamos para conocer la ciudad y más tarde tomamos un café con chocolate. 
Al regresar al hostal Malte y Syo me invitan a ir a tomar una cerveza en un bar de la ciudad. Hay más movimiento la noche del fin de semana. Nos adentramos en un bar e intentamos mantener una conversación medianamente fluida con Syo. Este joven japonés habla poco español y nada de inglés -tampoco soy un erudito en la materia-. Logramos hacernos entender y entenderlo. A mi estas situaciones me parecen muy cómicas, como jugar a "dígalo con mímica". Syo viaja desde Alaska a Ushuaia en bicicleta y lleva 1 año y 10 meses de esta travesía. Es sumamente interesante -intentar- entender sus experiencias en el viaje.
Un amigo me invita a quedarme en casa de sus padres en Quito y sin mucho que pensar me dispongo a viajar a la capital ecuatoriana el día posterior.
Si bien Cuenca me gusta mucho, irme no me cuesta lo mismo; será porque sé que volveré pronto (?). El bus sale a las 10pm de la terminal y el viaje es de 10 horas. Diez horas durmiendo no está mal. No llego a despedirme de Les, pero seguimos en contacto.

Ahí vamos nuevamente, a la mitad del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario