Un viaje, tres sueños.

Cali repleta de murales.

Las nubes grises se estacionan en aquella región de la ruta. Las montañas que parecían lejos desde Funza están a pocos pasos. Estoy a varios kilómetros al sur de Mosquera. La tierra se levanta cada vez que pasan los vehículos, adhiriéndose a mi ropa.
Vuelvo a viajar a dedo en mi cruzada por el mundo. Algo me pedía que volviera a la ruta y sintiera eso -que no puedo transcribir de manera literal- que me llena y me vacia.
Se detiene un auto y el conductor me pregunta hacia dónde voy. 
-Voy a La Mesa- le respondo y me invita a subir.
Cada vez que subo a un vehículo en la ruta surgen las mismas pregunta de parte del conductor: de dónde soy, hacia dónde voy, por qué viajo -esta es la más complicada de responder para mi últimamente-, qué me ha gustado de lo que voy conociendo en el viaje, etc. Por otra parte, mi primer acción al subirme a un auto es presentarme y con un apretón de manos, nos saludamos.
-Buen día, soy Paolo, un gusto. 
-Marcos- me responde el conductor e iniciamos viaje al sur de Bogotá.
Las montañas no son tan elevadas como pensaba desde Funza. Un leve chaparrón cae y decido no bajarme donde había planeado primeramente. 
El viaje no es largo y al despedirme de Marcos camino hasta una garita que está próxima. Aun caen gotas frágiles y el gris del cielo es más oscuro.
Me resguardo de la llovisna y no tengo que esperar mucho cuando se detiene otro auto. Es un día de suerte.
El camino hacia Mesita esta en descenso constante. La temperatura cambia al igual que la vegetación. Es un camino hermoso, aunque viajar junto a un río que está completamente contaminado no es muy agradable.
Paso toda la tarde viajando, descansando en la ruta, caminando en solitario. Luego de tres vehículos llego a Girardot. Es muy tarde y al encontrar hospedaje, me doy una ducha y descanso hasta el otro día. 
No tengo apuro de llegar a Quito, pero me gusta ponerme metas en los viajes a dedo. Aun así, si alguien va hacia un destino más lejano y me acerca al punto final, mejor. 
Al día siguiente, antes de que salga el sol, vuelvo a la ruta. Desde Girardot no me cuesta nada salir. Llego a la ruta y en el primer intento se detiene una familia en su camioneta.
-Vamos a Cali. -me dice el conductor. ¿Otro día de buena suerte? ¡Claro!
Duermo casi todo el viaje y me despierto en el ingreso a la ciudad de Palmira. No falta nada para llegar a Cali. El calor es abrumador. No soy amante del calor.
La familia me deja en la terminal de Cali y compro un pasaje a Ipiales. Tengo toda la tarde para conocer la ciudad, así que me pongo en marcha.
Me siento en el Parque Principal y observo a los caleños transitar bajo el sol. El cielo está completamente despejado y algunas palmeras me hacen sombra por fortuna.
Voy hacía el al río Cali y me acuesto bajo un árbol hasta quedarme dormido.

Camino hacia casa de Ameba. El cielo está gris y se escucha que ladra un perro a lo lejos. Desde la esquina veo salir a la madre y minutos después el padre. El perro no deja de ladrar.
-¡Ameba!- le grito desde el frente de su casa. 
De repente no se escucha ningún sonido y pienso, en que tal vez ella se fue a Ezeiza. 
¿Y ahora que hago?
Estoy en el ascensor de casa nuevamente. Pienso en mi hermana, no sabe que estoy de regreso. Quiero darme una ducha y continuar mi viaje.
El sonido de los cables que tensionan hacia arriba la cabina y un perro es lo único que se escucha.
-Solo vine a darme una ducha y descansar- le digo a mi herman bien ingreso a casa. Dejo mi mochila junto a la puerta y me veo caminando por un sendero en medio del campo jujeño.
Los árboles mecen sus ramas sutilmente en dirección este. Tengo puesto un abrigo que creí haber olvidado en casa de mis padres, en Salta. Sé donde estoy. Sé hacia donde camino.
El cantar de los pájaros se hace más intenso. Mi montañita está frente a mi. Sonrío y miro el cielo azul cobalto.

El sol se filtra por medio de las ramas del árbol donde estoy descansando. ¿Cuánto dormi? Tomo mi mochila y la cargo a mi espalda. Es hora de continuar mi caminata.
Se acerca la hora de partida. Voy a la terminal de ómnibus de Cali y espero a que salga el bus. No me estoy sintiendo bien y prefiero no comer ya que el tramo hasta la frontera es sinuoso. Los problemas estomacales en estas rutas son comunes.
Espero subir al bus.
Mañana estaré en Ecuador nuevamente.

Bajo el puente aparecieron unas nutrias. Cali bella!

English version.

Gray clouds are parked in that region of the route. Montains, those which seems to be so far away from Funza, now there are at few steps. I'm quite few kilometers at south of Mosquera. The sole is rising every time that the vehicles pass trough the road, sticking it to my clothes.

I start my journey as a hitchhiker in my crusade around the world. Something was asking me to return back to the road and feel it- not able to trascribe in a literally way- which fill me up and hollow me out. A car stopped, the driver ask me: where are you going to?

-To La Mesa- I say and ask me to hop in.Every time I'm in a vehicle on the road, same questions are deployed by the driver: Where am I from?, Where am I going?, Why I'm doing this trip- the latest one it's the hardest one to answer it lately-, that are the things that I like whilst I have been knowing, etc. Besides, my first reaction with the car's driver is introducing myself and shaling hands.
-Marcos- reply the driver and start our trip heading to Bogota's south.
The trip is not too long, sayin good bye to Marcos I walk till a close cabin. Few fragile drops still remains and the sky even darker.
The way to Mesita is a constant descent, temperature changes as well than vegetation, it's a beautifull way, unfortunatly tripping at a polluted river's side is not pleasant.
I spend my afternoon travelling, resting on the roadway and walking alone. After three vehicles I arrive to Girardot. It's too late and I find a lodging, take a shower and get rest until the following day.
-We are going to Cali- say the driver. Other lucky day? Sure!
Heading to the river and lay down under a tree and fall sleep.
Walk to Ameba's house, the sky is gray and a dog is barking at the distance. At the block's corner I see to her mother's coming out and a few minutes after her father, the dog never stop barking.
- Ameba!- I shout at the front of her house. No sound at sudden and begin to think that probably she went to Ezeiza, What now?
I'm at the house' lifter again. I think in my sister, she does not know that I am back. I want a shower and carry on with my trip. The only thing that I hear are the strained wires sound pulling up the cabin and the dog.
Trees' branch are subtle moved to the east, I wear a coat that I though lost at my parent's house at Salta. I know where I am, I know where is my way.
The sun leaks in the middle of the trees' branches which I were resting. How long did I sleep? I take my bag at my back. It is time to leave and keep on with my walk. It's time to leave, so I head to the Cali's bus station and await till the bus' departure. I am not feeling quite well and decide not to eat because the path till the country edge it is twisting and turning. Stomach issues are quite often on this roads.

-Good morning, I'm Paolo, nice to meet you.

Montains are not too high as I though since Funza. A light pouring rain fall down meanwhile I decided not to stay where I wanted as prior option.

I cover myself from this misty rain without waiting too much time till other car stops. Lucky day.

I am not in a hurry to arrive to Quito, but I like create some goals on my hitchhiking trips. However, will be better whether someone goes to any farther way and approach to my final point.

The next day, beofre dawn, I get back to the road. It is not hard to get out form Girardot. Finally at road, at my first attemp a family's van stops.

Sleeping almost the whole trip, I wake up coming in at Palmira's city. It is not too far to arrive to Cali. The hot weather is overwhelming. I do not love it. The family give me a ride till Cali's Terminal to buy my ticket to Ipiales. The afternoon it's all mine to know the city, so let's get started.

Watching to Calenos walking under the sun meanwhile I sit at the main park. The sky it's completly clear, and for my lucky some palm trees provides me shade.

-I'm here for a shower and get rest- I say to my sister at the first moment at house. Leave my bag close to the door, and I see myself walking trough a path in the middle of the jujeño's field.

The singing of the birds gets harder, my mountain is in front of me, smile y look at the blue cobalt sky.

Waiting to come in to the bus. Tomorrow I will be at Ecuador, again.