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lunes, 20 de junio de 2016

Un poquito de Funza.

Monumento Chibcha en la Plaza de Funza.
Amanece temprano en la ciudad de Funza y llueve nuevamente; este será el relato más corto que escribiré.
Ander me invita a desayunar un tinto con un tamal que preparan en la panadería de la esquina de casa. Allí nos atiende Carolina, una muchacha amable, simpática y muy atractiva. Ander le saca palabras y una sonrisa con facilidad, cualidad que no poseo y me hace gracia.
Volvemos a casa y desayunamos como reyes, luego cada uno inicia su actividad.
Nuestros días se han vuelto agradablemente rutinarios. Ander trabaja desde casa, yo volví a estudiar. A las 10 de la mañana hacemos un descanso, tomamos la pelota de básquet y vamos a jugar canastas en el parque que se encuentra a dos cuadras de casa. Al mediodía, dependiendo de los ánimos, cocinamos o vamos a comer algo fuera de casa. Ya por la tarde Ander acompaña a Adriana a la facultad y yo derivo por ahí.
He conocido unos lugares muy lindo para tomar un tinto y escribir mientras medito en los siguientes pasos del viaje.
En una semana retorno a Ecuador y aquí llueve, se despeja, sale el sol, se nubla y vuelve a llover.
Recorrí pocos lugares, como dije, este se volvió agradablemente rutinario.
A mi regreso de Ecuador el movimiento será otro, mientras, disfruten de las fotos.




The dawn was settled early in the Funza's morning and again is raining, this time my related story will be the shortest one. Ander invites me to have breakfast: a coffee (tinto) and a tamal, things that are made in a corner's bakery. Over there a lovely, funny and very attractive girl helped us. Ander took a smile and words out from her with ease, attribute that I'm not owner and made me laugh. Returning back to home and had a king's breakfast, then each one begin with our daily basis activities. Ander works from home and I get back to study. 10 in the morning, a short break was settled to grab a basketball ball and heading to play in a park close to home( about 2 blocks).At noon, depending on the moods, we make some lunch or go out for lunch. At afternoon, Ander goes with Adriana to College and then I reroute my way. I met some lovely places to take a Tinto and to write whilst I think about my next steps on this journey. I have been in few places as I said, this turned out as a nicely routine. In a week I will return to Ecuador, here meanwhile it rains, it clears up, sunny, cloudy and back with the rain. In my return to Ecuador the activities will be other, in the meantime, enjoy the pics.

Ander errando otra canasta

lunes, 13 de junio de 2016

De los días a Bogotá -parte II-

De Otavalo a la frontera.
Despierto, aún estoy en el bus. No falta mucho para llegar a Quitumbe, terminal sur de Quito. 
Me tomo unos minutos para ordenar mi mochila y luego tomarme el Trolebus (bus interurbano con carril particular de la ciudad capital). Según las indicaciones de Ayrton debería tomarme el Trole que va a la "Y" y bajarme en alguna estación que no sé porque empiezo a preguntar como llegar a la UTE en vez de leer lo que yo mismo escribí en mi cuaderno.
Apretados nos ordenamos en el interior del transporte y este hace su largo recorrido pasando por el centro de la ciudad.
En el parador "La Carolina" desciendo y camino hacia la UTE que es el punto de referencia para ubicar el local de los padres de Ayrton. Al frente del edificio de la Cruza Roja se encuentra Un lugar especial, lugar de desayunos y comidas. Ingreso y conozco a Letty y luego a Jorge, los padres de mi amigo. Me invitan a dejar mis cosas y tomar un desayuno. 
La buena onda que hay en el local me gusta. El señor Jorge es muy ameno en el trato y me siento cómodo estando allí y conocerlos.
En la mañana el trabajo en el local es de preparar el Seco de pollo para el desayuno y también almuerzo. Se preparan diferentes platos en la semana, aunque lo que más piden los clientes es el Seco de pollo. Cierto, el Seco es un plato típico de Ecuador, bien caserito, a base de pollo, cebolla, tomate, papa y otros ingredientes que ya descrubriré.
El local se llena de clientes a la hora del almuerzo y el movimiento es constante. Por suerte no se agita ninguno y esa buena vibra continúa en el aire del local.
En la tarde, al terminar el trabajo, conozco la casa de Ayrton. Cenamos y después de una ducha me acuesto a dormir este primer día en Quito.
Hace mucho no me despertaba temprano para "trabajar". Cierto, desde Coroico que no lo hacía.
La mañana en Quito es fría. Desde donde estamos se ven las luces de la pista del aeropuerto cubierta por una tenue niebla. Caminamos unas cuadras para tomar el bus que nos deja en el local. Esta será la rutina en mi estadía en Quito, disfrutando cada momento en el local y los sabores que pruebo. Confieso que he estado algo desatento en los nombres de las comidas y sus preparaciones. En cada charla con amigos es uno de los temas recurrentes, así que de ahora en más llevaré un anotador.
El martes conozco a Marianne, amiga de Ayrton, quien me invita a conocer Plaza Fosch y compartir una cerveza. La charla no se extiende mucho, pero volveremos a vernos.
Al día miércoles conozco a Luis y Gladys, los padres de Melany. Me invitan a comer a un lugar donde preparan comida de Otavalo. Como Tortillas de Caucara y de beber Morocho. La tortilla no es como la tortilla que estaba acostumbrado y el Morocho me pareció similar a la Mazamorra argentina.
El placer de conocer a los padres de mi amiga me pone contento. A pesar que nuestra amistad es reciente, parece como si fueran muchos años.

Termina la semana en Ecuador, este viernes es feriado nacional. Tomo la decisión de viajar con el padre de Melany a Otavalo, un pueblo al norte de la capital.
Me voy conociendo poco de Quito y no me disgusta en absoluto, siempre hay una oportunidad para volver.
Un lugar especial para mi.

La mañana del viernes me despido de los padres de Ayrton. Mi estadía en su hogar lo recordaré y agradeceré siempre. La ayuda que me brindaron es ENORME. Me invitan un último desayuno y luego emprendo viaje a Otavalo.
En el camino me invitan un café y un queso de hoja muy rico.

Otavalo es un pueblo pequeño y muy hermoso.
Es el turno de despedirme del señor Luis y continuar mi viaje a la frontera.
Lo que queda de este relato es corto.
Viajo hacia Tulcan en bus, desde allí tomo un mini-bus a la frontera en Rumichaca. El ingreso a Colombia es rápido, aunque hay muchisimos ecuatorianos que cruzan al vecino país a hacer compras.
Tomo el primer bus que se dirige a Bogotá y sin respirar, en un movimiento continuo, me vuelco en el asiento y descanso.

Al día siguiente llego a la terminal de Bogotá. Las nubes cubren el cielo y algunas gotas caen en la ciudad. Desde aquí hasta Funza es menos de 1 hora de viaje.
¿Por qué Funza? Allí vive mi amigo: Ander.
Hace 1 año y medio vive en Colombia y este reencuentro es muy especial para mi.
Bajo de la buseta, camino hasta encontrarlo y darle un gran abrazo.
Nuevamente estoy en casa.

lunes, 6 de junio de 2016

De los días a Bogota -parte I-


Mi primer caminata en Cuenca.
Salgo de Zumba con los primeros rayos de sol. Camino por la ruta cuesta arriba rumbo a Loja, mi próximo destino en Ecuador.
Hace mucho no hacía dedo en el viaje y tenía resultados efectivos. La última vez fue en Abra Pampa, Jujuy. Estar en la ruta, expectante del devenir del viaje, es una sensación que extraño cuando estoy mucho tiempo quieto en un lugar. Me gusta estar conociendo lugares, pero, escuchar los sonidos en la ruta, el viento que te atraviesa, el sol, las nubes que te acompañan, a veces algunos aromas nuevos, es gratificante para mi alma viajera.
Un camión se detiene y con él viajo a Loja. El camino sinuoso entre montañas y las yungas del sur del Ecuador no me dejan dormir. En el camino nunca se debe dormir. 
Cuatro horas de viaje para arribar a Loja. Consigo donde hospedarme y descanso.
Caminando Cuenca bien arribe.
La noche llega pronto después de mi arribo. Salgo a caminar en una ciudad que ya duerme a las ocho de la noche, pero por un golpe de suerte encuentro un lugar abierto para comer algo: Tigrillo con un tinto -café-. El Tigrillo es un plato a base de plátano con queso y huevo, ¡muy rico! Estos nuevos sabores que decoran mi viaje son de gran aporte para continuar.
Al día siguiente, al amanecer, viajo a Cuenca, la ciudad que me enamora de Ecuador.
Cuenca, puentes y ríos.
Cuenca tiene cuatro ríos que la atraviesan, está rodeada de montañas (está en un valle), conserva construcciones coloniales y hay un gran movimiento intercultural.
Aquí en Cuenca me hospedo en "La Cuencana", un hostal muy familiar y donde conozco a Malte y Syo. Ambos viajeros ya llevan un largo recorrido por Latinoamérica y sus experiencias me enriquecen. Camino la ciudad, admiro sus puentes y sus calles diminutas. Debo aclarar que junto con el cielo, los puentes y las montañas son los paisajes que más me gustan. En Cuenca hay muchos y me motiva a pintarlos. Me dedico a ellos en las mañanas, a la pintura en acuarela y caminar a la orilla de río Tomebamba. En el puente Mariano Moreno me gusta quedarme sentado y escuchar el crepitar del agua en descenso.
El día sábado conozco a Les, hermana de Melany, mi gran amiga artista con quien hemos pasado largos encuentros risas en Buenos Aires. Les estudia piano en la universidad de Cuenca y cantará conmigo un set del flaco Spinetta en septiembre en un centro cultural de la ciudad. Almorzamos juntos Mote Pillo, un gran plato de sabores cuencanos. Caminamos para conocer la ciudad y más tarde tomamos un café con chocolate. 
Al regresar al hostal Malte y Syo me invitan a ir a tomar una cerveza en un bar de la ciudad. Hay más movimiento la noche del fin de semana. Nos adentramos en un bar e intentamos mantener una conversación medianamente fluida con Syo. Este joven japonés habla poco español y nada de inglés -tampoco soy un erudito en la materia-. Logramos hacernos entender y entenderlo. A mi estas situaciones me parecen muy cómicas, como jugar a "dígalo con mímica". Syo viaja desde Alaska a Ushuaia en bicicleta y lleva 1 año y 10 meses de esta travesía. Es sumamente interesante -intentar- entender sus experiencias en el viaje.
Un amigo me invita a quedarme en casa de sus padres en Quito y sin mucho que pensar me dispongo a viajar a la capital ecuatoriana el día posterior.
Si bien Cuenca me gusta mucho, irme no me cuesta lo mismo; será porque sé que volveré pronto (?). El bus sale a las 10pm de la terminal y el viaje es de 10 horas. Diez horas durmiendo no está mal. No llego a despedirme de Les, pero seguimos en contacto.

Ahí vamos nuevamente, a la mitad del mundo.